A lo largo del verano es habitual recurrir a listados para planificar las vacaciones. Las diez mejores excursiones en tal país, las cinco visitas que debes hacer o las quince playas en las que mojar tus pies. En los tiempos de la dictadura del tiempo, además de un rato entretenido para despistar unos segundos en el móvil o un recurso para hacerse una idea de qué se puede ver en un puñado de días, es una estrategia fabulosa y muy recurrente de los expertos en contenidos para posicionar en Google y lograr aumentar el número de visitas. Una actividad muy noble. Hablamos de asegurar las lentejas.
Los criterios para elaborar estas listas son de lo más variopinto, pero su origen no es nada nuevo. Hay que viajar al siglo III antes de Cristo, concretamente a Bizancio. Allí, Filón escogió siete maravillas y las definió como ‘themata’ (cosas que ver), para los turistas griegos. La Gran Pirámide de Guiza, los Jardines Colgantes de Babilonia, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Templo de Artemisa en Éfeso, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría formaron parte de una lista que fue matizándose en el tiempo y que, sin lugar a dudas, hubiese hecho las delicias del algoritmo de Google de la Antigüedad. Una curiosidad: todas estas maravillas solo llegaron a convivir 60 años y, hoy en día, sólo sigue en pie la Gran Pirámide de Egipto.
La literatura no es ajena a esta táctica para atraer la atención de cualquier turista accidental. Una rápida excursión por los buscadores permite ver los mejores libros, los mejores escritores…, pero para el turista, hay una lista que acapara muchas y muchas páginas en la Red. Son las librerías más bellas del mundo. La eterna Livraria Lello e Irmao, el Ateneo Grand Splendid o la remota Zhongshuge. Pero, ¿qué es la belleza?
La belleza, además de un concepto estético, es valentía, comunidad, resistencia; son valores, amigos y sueños de libertad. En las listas no aparecen las librerías con estos rasgos, invisibles, pero el algoritmo de las personas, que son las emociones, las lleva en el corazón. Es el caso de la librería donostiarra Lagun, que se despide en este mes de septiembre. Signo de los tiempos. Después de 55 años en la trinchera cultural, en los que fue vanguardia de la libertad frente a la violencia de la dictadura franquista y del terrorismo etarra, Lagun ha dicho adiós. No está en los listados de National Geographic, pero quizá ocupe el número uno de las librerías más queridas. Eso también es belleza.
Imagen: Diario Vasco.