
Nayra Sanz, España, 2017, 7 min
El espacio de este cortometraje, que comienza en un cementerio, que para todas las culturas representa un espacio de meditación y de reposo, vinculado con lo sagrado y la reflexión, se rompe al confrontarse con otro mundo violento y salvaje en el que los asideros de la razón y lo que entendemos por civilización se desmoronan.